martes, 11 de diciembre de 2007

Café, oscuro placer (1)

Una de las iniciativas que más me ha gustado últimamente ha sido la del Café Bretón de poner en los sobres de los azucarillos textos y poesías que tengan que ver con este negro vicio y placer que es el café. En vaso o taza, con leche o solo, con azúcar o sin ella, solo o acompañado. El caso es que el café da juego. Da juego en una cita pero también nos da juego a los que escribimos (o lo intentamos). El otro día J.L.García Íñiguez lo nombraba en su post Pausa en una buenísima combinación de prensa y café.
Aunque el café de esta cafetería no sea de los mejores que he probado, merece la pena por el sólo hecho de leer un poema impreso en un azucarillo, aunque este azucarillo termine arrugado debajo de la mesa. Algunos los disfrutamos.
Hoy me ha tocado un poema de Juan Manuel Bonet. En este caso combina el placer de escribir con el placer de tomar una taza de café. A mi gusto, otro matrimonio perfecto. ESCRIBIR pertenece a su obra La patria oscura (1983).

ESCRIBIR

Escribir –como si nada fuera
importante–
el sencillo irse de las horas
sentado en la terraza de un café
de una provincia española.
Escribir, como si estuviera escrito
que el ruido de esas tazas sobre el mármol
tuviera que pasar el arroyo claro
de unos versos.
Escribir, como si nada fuera.

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